Has tomado la decisión. Sientes que quieres pasar el resto de tu vida con esa persona. Que el amor que los une es único y para siempre, y que es hora de subir de nivel.
Es el momento de pedirle la mano. Y aquí nos asaltan miles de dudas: ¿Dirá que sí? ¿Dirá que no? ¿Cómo lo hago para que sea original y lo recuerde siempre?
Para tu tranquilidad tengo que decir que no importa cómo se lo pidas. Si es de rodillas en lo alto de la Torre Eiffel o si es de una manera mucho más íntima en un restaurante a la luz de las velas. Seguro que, pase lo que pase, tu chic@ recordará siempre ese momento.
Cosas a tener en cuenta antes de pedírselo
No te dejes llevar por el arrebato de pasión. Antes, piensa bien si realmente es esa la persona con la que quieres pasar el resto de tu vida. Si serás capaz de aguantar esos pequeños defectillos y esas pequeñas manías.
Si realmente crees que es alguien que aporta algo importante a tu vida y sobre todo si puedes contar con él o ella. Al final eso es lo que más importa. Una pareja debe ser un compañero de viaje: una mezcla entre amante, amigo y alguien en quien poder confiar y apoyarte cuando lo necesites.
Una vez sopesado todo esto, si la respuesta sigue siendo SÍ, entonces…. ¡lánzate!
Cómo pedírselo
A estas alturas seguramente conocerás muy bien a tu pareja y sabes cuáles son sus preferencias. Probablemente hayan hablado de esto en algún momento o sepas algo a través de algún amigo o familiar suyo.
Se trata de sorprenderle, sí, pero no en exceso. A ver si en vez de boda, vamos de entierro porque al susodicho/susodicha en cuestión le da un patatús.
Todos hemos visto peticiones que se han vuelto virales en Internet, algunas muy locas y arriesgadas. Incluso han llegado a simular un atraco con el susto que eso conlleva.
Otras han sido muy románticas en medio de una multitud de personas mirando en un cine, en un espectáculo deportivo, en un concierto, etc.
Antes de cometer ninguna locura, asegúrate de que conoces bien a tu pareja y de que la manera en que vas a hacerle la petición es adecuada para él o ella. Porque si se nos va la olla, podemos hacer que un sí se convierta en un no; no porque no quiera casarse contigo, sino porque esa no es la forma. Así no.
Veamos hasta dónde podemos llevar esto esta noche.